martes, 20 de noviembre de 2012
La publicidad, que sostiene al sistema de consumo dominante, es una seria amenaza contra el ecosistema planetario, los recursos naturales y hasta nuestra individualidad, que al ser expuesta a la propaganda de la mente grupal se aleja de su autoconocimiento y autorrealización
La ubicuidad de la publicidad hace que generalmente no reparemos en su efecto y en lo que significa para el orden de las cosas. A lo mucho consideramos sus mensajes como una molestia menor y zappeamos o bloqueamos instintivamente sus imágenes cuando navegamos por Internet o vamos por un horizonte urbano. Pero seamos consciente o no de su presencia, esta se filtra a lo más profundo de la psique colectiva e influye en el mundo que habitamos.
La era de los medios masivos de comunicación es también, indisociablemente, la era de la publicidad. Ya que la publicidad, una industria anual de medio billón de dólares, fondea la comunicación en todo el mundo, la información está en buena medida determinada por las grandes corporaciones que inyectan miles de millones de dólares a los consorcios mediáticos. Recordemos que en el sentido más básico la información es lo que programa nuestra realidad. Ahora bien, la publicidad sirve a una serie de intereses, el principal de ellos: la propagación de un estilo de vida.
Uno de los padres de la publicidad fue Ed Bernays (sobrino de Sigmund Freud), para quien la publicidad es un eufemismo de la propaganda (después de Goebbels este término fue relegado justamente como una estrategia de marketing de la misma publicidad). Bernays desarrolló una serie de conceptos que marcarían el destino de la publicidad, entre ellos el de “ingeniería del consenso” o “empoderamiento a través del consumo”, implementando el modus operandi fundamental de la asociación de un producto con el inconsciente (algo que tal vez aprendió de su ilustre tío). Actualmente, gracias a Bernays y a otros más, la publicidad es la propaganda del consumismo por todos los medios posibles. Más allá de un mensaje puntual de tal o cual producto, la publicidad promueve siempre el consumo y esto es algo que tiene serias consecuencias en el individuo y el planeta.
El profesor Justin Lewis, de la Universidad de Cardiff, ha escrito un notable ensayo sobre los peligros de la publicidad en el mundo actual, haciendo hincapié en que podemos estar acercándonos al punto en el que la publicidad se convierta en un serio peligro para el planeta.
La era de los medios masivos de comunicación es también, indisociablemente, la era de la publicidad. Ya que la publicidad, una industria anual de medio billón de dólares, fondea la comunicación en todo el mundo, la información está en buena medida determinada por las grandes corporaciones que inyectan miles de millones de dólares a los consorcios mediáticos. Recordemos que en el sentido más básico la información es lo que programa nuestra realidad. Ahora bien, la publicidad sirve a una serie de intereses, el principal de ellos: la propagación de un estilo de vida.
Uno de los padres de la publicidad fue Ed Bernays (sobrino de Sigmund Freud), para quien la publicidad es un eufemismo de la propaganda (después de Goebbels este término fue relegado justamente como una estrategia de marketing de la misma publicidad). Bernays desarrolló una serie de conceptos que marcarían el destino de la publicidad, entre ellos el de “ingeniería del consenso” o “empoderamiento a través del consumo”, implementando el modus operandi fundamental de la asociación de un producto con el inconsciente (algo que tal vez aprendió de su ilustre tío). Actualmente, gracias a Bernays y a otros más, la publicidad es la propaganda del consumismo por todos los medios posibles. Más allá de un mensaje puntual de tal o cual producto, la publicidad promueve siempre el consumo y esto es algo que tiene serias consecuencias en el individuo y el planeta.
El profesor Justin Lewis, de la Universidad de Cardiff, ha escrito un notable ensayo sobre los peligros de la publicidad en el mundo actual, haciendo hincapié en que podemos estar acercándonos al punto en el que la publicidad se convierta en un serio peligro para el planeta.
Lewis advierte que la publicidad es el género principal de TV que vemos. Un espectador británico ve en promedio 48 comerciales de televisión al día; en Estados Unidos una persona se expone a 25 mil comerciales año. En Australia una tercera parte del tiempo de TV es publicidad; en Estados Unidos la cifra se acerca al 40%. Y si bien muchos de nosotros nos sentimos inmunes a la publicidad, ya que supuestamente tenemos criterio y somos analíticos, numerosos estudios muestran que el cine y la televisión penetran nuestro inconsciente afectándonos de diversas formas.
La multimillonaria industria de la publicidad sabe que para ser efectiva debe de emplear una serie de trucos o técnicas de persuasión, y para eso paga sueldos astronómicos a las personas más “creativas” del planeta —convirtiéndose en una especie de calamar vampiro de la creatividad. Algunas de las mentes que podrían ser las mejores de nuestra generación (si tan solo abandonaran la industria del marketing y la publicidad) queman sus neuronas buscando la manera de engañar a las personas para que compren un producto. De manera algo deleznable, en los rascacielos de las grandes urbes del mundo puedes ver a un grupo de creativos tomando LSD para invocar una “gran idea” que haga a tal candidato obtener más votos, o fumando marihuana o quizás sirviéndose una “cuba” o un whiskey de su minibar para pensar en algo que te haga desear (sin saber por qué) comprar más Coca-Colas. Y así sucesivamente mucha de la energía creativa de nuestro mundo se consume en un loop de circuito cerrado alimentando a la sociedad consumo. Esto sin contar que la mayoría del presupuesto que se destina a la producción de comerciales es inmensamente superior al presupuesto que se tiene para obras de creación artística, científica o educativa.
Mientras tanto, de manera taimada o solo ingenua asumimos que la industria publicitaria es esencialmente apolítica.
«La publicidad podrá ser individualmente inocente, pero colectivamente es el ala propagandística de la ideología consumista. La moral de las miles de diferentes historias que cuenta es que la única forma de asegurar el placer, la popularidad, la seguridad, la felicidad o la prosperidad es a través de comprar más; más consumo sin importar lo que ya tenemos», escribe el profesor Lewis.
Este mensaje que hace del santo grial de nuestra existencia una serie de productos que de alguna forma —si tenemos suficientes— nos harán cumplir nuestros sueños, aquello que vemos en las personas que aparecen en la TV y en las películas, es evidentemente una enorme falacia. Como indica Lewis, existen estudios que claramente marcan que no hay una conexión entre el volumen de objetos de consumo que una persona acumula y su bienestar. No solo no necesitamos un gadget o un nuevo cosmético para sobrevivir en un plano material ni en uno emocional, sino todo lo contrario: los objetos de consumo son muchas veces lo que nos permite no enfrentarnos con nuestra emociones, sumiéndolas en un plano inconsciente.
«La investigación muestra que una caminata en el parque, la interacción social o el trabajo como voluntarios hará más por nuestro bienestar que cualquier cantidad de “terapia de compras”. La publicidad, en ese sentido, nos empuja a maximizar nuestros ingresos en vez nuestro tiempo. Nos aleja de las actividades que nos dan placer y significado en nuestras vidas llevándonos a una arena que no nos puede proporcionar esto —lo que Sut Jhallu llama “el mundo muerto de las cosas”», escribe Lewis en Open Democracy.
Aún más importante es el hecho de que, en un mundo finito, nuestro ritmo de crecimiento de consumo es insostenible. Para el fin de este siglo, si seguimos consumiendo como lo estamos haciendo, la economía mundial tendrá que ser 80 veces más grande —y los recursos naturales del planeta lo sufrirán.
Además de amenazar el ecosistema, la publicidad es parte fundamental del programa cultural de la mente grupal: una transmisión memética que, sin aplicar un juicio de valor, nos moldea individualmente conforme a un paradigma establecido por aquella élite que se dedica a la ingeniería del consenso, para poder mantener el status quo. En cierta forma la publicidad es la forma en la que la clase dominante se comunica con las masas, una comunicación vertical, desde la cima de la pirámide electrónica hacia abajo.
«Si entendemos el mecanismo y los motivos de la mente grupal, entonces, ¿no sería posible controlar y regimentar a las masas, según nuestra propia voluntad sin que ellos lo sepan? La reciente práctica de la propaganda ha probado que es posible», escribió Ed Bernays en los albores fundacionales de la publicidad.
La publicidad actualmente, con la industria del infotainment, va más allá de los anuncios comerciales, penetra el contenido de la mayorías de los programas en los medios masivos, es en sí misma el programa dominante:
«Este programa de deseo sexual incluye todas las cosas que se requieren para tener sexo: dinero, estatus, éxito, imagen, belleza, estar en forma, confianza, carisma social y otros. Todas estas cosas son deseables para nosotros de acuerdo con un fin especifico: tener sexo. La publicidad es un recordatorio constante de lo anterior, lo mismo que el porno. Actualmente los dos se han fundido: la publicidad es frecuentemente pornográfica y los sitios de pornografía (al igual que los de encontrar pareja) y sus anunciantes han inundado, literalmente, el Internet», escribe Aeolus Kephas, en Escritores del Cielo en Hades.
El mass media, con su masaje masivo de la psique, nos recuerda constantemente, en su fusión con la publicidad, todas las cosas que necesitamos para tener sexo, para ser felices o para conseguir nuestro sueños. Y de tanto recordárnoslo —la tautología que se vuelve verdad— nos implanta una especie de memoria y deseo ajeno, donde corremos el peligro de querer (e incluso conseguir) lo que todos quieren —y dejar a un lado el descubrimiento y la búsqueda del individuo, que solo puede ser él mismo, en su totalidad, si se desprende del colectivo y de la programación mental masiva
domingo, 18 de noviembre de 2012
El Pasado miércoles, 14 de noviembre se convocó una huelga nacional en el país donde yo vivo, España.
Los piquetes intentaban impedir que los comercios abrieran, o que los transportes hicieran su labor aquel día, y no dudaban en usar la violencia si era necesario con tal de conseguir su objetivo.
Por otra parte los miembros del cuerpo de seguridad del estado (policía) no dudaban en responder de la misma forma, incluso hay quien afirma que en mas de una ocasión fueron ellos los que cargaron de forma injustificada.
Una de esas actuaciones policiales carentes de toda justicia fue la de agredir a un menor de 13 años. Si ya de por si la violencia es injustificable en todos los aspectos, este acto se sale de la norma y en mi opinión debería ser castigado.
Pero como jamás me quedo con nada en cuanto a la información que me llega e intento observarlo todo sin juzgarlo, también podría acarrear responsabilidades a los padres que permiten que un hijo menor participe en este tipo de manifestaciones que todo el mundo sabe como pueden acabar, así que aquí en mi opinión la irresponsabilidad cae a ambos bandos.
pero, ¿cual es el propósito de estas huelgas?.
Los piquetes intentaban impedir que los comercios abrieran, o que los transportes hicieran su labor aquel día, y no dudaban en usar la violencia si era necesario con tal de conseguir su objetivo.
Por otra parte los miembros del cuerpo de seguridad del estado (policía) no dudaban en responder de la misma forma, incluso hay quien afirma que en mas de una ocasión fueron ellos los que cargaron de forma injustificada.
Una de esas actuaciones policiales carentes de toda justicia fue la de agredir a un menor de 13 años. Si ya de por si la violencia es injustificable en todos los aspectos, este acto se sale de la norma y en mi opinión debería ser castigado.
Pero como jamás me quedo con nada en cuanto a la información que me llega e intento observarlo todo sin juzgarlo, también podría acarrear responsabilidades a los padres que permiten que un hijo menor participe en este tipo de manifestaciones que todo el mundo sabe como pueden acabar, así que aquí en mi opinión la irresponsabilidad cae a ambos bandos.
pero, ¿cual es el propósito de estas huelgas?.
Si preguntamos a los organizadores e participantes de esta te dirán que el motivo no es otro que el de hacerse oír, expresar a los que nos gobiernan que tenemos derechos como ciudadanos, y que estamos "luchando" por ellos.
La oposición; las instituciones políticas que nos gobiernan como sus seguidores tendrán una opinión bien diferente.
No llevo la cuenta exacta de el numero de huelgas que se han realizado en España a lo largo de la historia, pero os dejo un enlace de Wikipedia donde encontrareis dichos datos si os son importantes. "http://es.wikipedia.org/wiki/Huelgas_generales_en_Espa%C3%B1a" Lo que sí estoy casi seguro es que muy pocas han conseguido los propósitos que se supone debían conseguir.
Y aquí lanzo mi pregunta al aire, ¿que se pretende conseguir con la huelga?, ¿que se pretende con las manifestaciones , ¿El bien común, derrotar al sistema corrupto que nos azota en tiempos de crisis?, ¿o por el contrario deseamos volver a ser aquel consumidor que se compra un coche, sus vacaciones y sus caprichos sin preocuparse mas que de consumir?.
¿Deseamos salir del sistema?, ¿o volver a restaurarlo para recuperarlo?.
Crisis ha habido siempre, solo que, quizás no nos tocó a nosotros hasta ahora.
Son muchos los países cuyos niños perecen por la hambruna, provocada por el sistema capitalista del que nos hemos columpiado y disfrutado durante todos estos años de "vacas gordas", y ahora, en el momento en el que miramos a nuestros hijos y vemos el futuro que entre todos le hemos dejado, ahora y solo ahora salimos a la calle y gritamos Basta!.
Pues bien, yo propongo que lo hagamos, pero con un propósito, no nacional, ni personal, sino un propósito mundial, que luchemos conjuntamente para mejorar la calidad de vida de todo el globo, sin hacer distinciones, pues todos tenemos derechos.
Eso a no ser que, al contrario de lo que quieres aparentar,tus deseos no sean otros que arreglar las cadenas de ese columpio del capitalismo y subirte a el de nuevo, disfrutando del movimiento, sin importarte lo que suceda en el exterior.
Muchos de los que leáis esto pensaréis que tengo ideales políticas que me hacen pensar en contra de las protestas que se realizan en estos actos, Nada mas lejos de la realidad, si hago esto es por que pienso que el ser humano se está movilizando ante las injusticias, y eso esta muy bien, pero quizás, y solo quizás lo hagan en el lado equivocado.
Si sales a la calle a luchar, hazlo pensando en todo el mundo, no solo en tus derechos.
domingo, 11 de noviembre de 2012
UN SOLO CONTINENTE
Si observáis un mapamundi, observaréis que los continentes encajan como piezas de puzzle entre si.
El motivo es, como todos sabréis, que hace millones de años los continentes que forman la parte terrestre de nuestro planeta se componían de uno solo.
Está demostrado, que las placas tectónicas se desplazan, provocando así los terremotos y seísmos y, con el paso de los años, millones concretamente, estas pueden provocar la separación de dichos continentes.
Vivimos en países que nos separan a unos de otros; En ellos las culturas son tan diversas, tan diferentes entre si, que chocan como polos opuestos.
Durante siglos países han luchado por invadir a otros países haciéndolos suyos, obligando a las personas que allí vivían a cambiar sus culturas, sus credos. Se les impuso la religión como única vía, no hay país que no haya sido invadido u influenciado por otro.
Con el paso de los años, aun sigue habiendo rencor hacia el extranjero siguen habiendo revueltas bélicas por un trozo de tierra al que conquistar, del que apropiarse, sin embargo no nos percatamos de que todo el continente terráqueo ya es nuestro.
Rechazamos la cultura ajena a la nuestra, e incluso la vemos como una amenaza si la vemos conviviendo con la nuestra, en lo que llamamos nuestra "casa".
El racismo, el clascismo, y todas las formas de rechazo a lo que desconocemos, no es mas que producto del ego, del que tanto hemos hablado, sin el trataríamos de aprender de todas las culturas, pues todas son maravillosas, pero con el tratamos de rechazarlas, pues debemos hacer saber que como con todo, nuestra cultura también sera la mejor y no necesitamos saber mas.
A mi me gustaría que la madre tierra volviese a unir los continentes, a hacer de este mundo un mundo sin barreras, sin países ni naciones, de este modo la mayoría de las guerras acabarían por ser absurdas.
también acabaría el racismo, todos iríamos a una.
Y es que, con una diversidad cultural tan inmensa, con unas raíces tan diferentes entre si, sería maravilloso que todos nos uniéramos, como una sola nación, diferentes entre si, pero con el propósito de aprender y enseñar a partes iguales, solo de esa forma nuestra sabiduría sería inmensa.
Yo soy hijo de la madre tierra, de un solo continente,no soy nacionalista sino un ser humano que vive y convive con el resto del mundo, sin barreras, sin limites. Ese es sin duda el mundo ideal para mi.
Hace algún tiempo,llegó a mi un libro muy especial, se trata de Cuentos taoístas libro escrito por Solala Towler, con fotografías de Jhon Clehare.
El libro de por sí es un regalo a la vista, con un hermoso paisaje de portada extraído del Museo Ashmolean (Universidad de Oxford) pintado a mano.
El interior del libro no se queda atrás, los cuentos taoístas mas esclarecedores se entremezclan con bellas ilustraciones y fotografías de una calidad innegable.
Las hojas son de papel fotografía, con lo que la calidad de imagen es perfecta.
y a continuación, dedicó al resto de la familia la típica mirada de arrogante del primogénito.
Así, después de redactar el contrato para recibir la mitad de las numerosas propiedades de la familia, el joven filósofo empezó con la cura.
" "
La familia se marchó de la casa, no sin mostrar cierta contrariedad.
Al cabo de una semana, a su regreso, encontraron a Hua Zi completamente curado. Nadie sabe como aquel joven y sabio filósofo logró apaciguar la torturada mente de Hua Zi, pero lo cierto es que curó al enfermo.
Sin embargo, en cuanto Hua Zi vió entrar a su familia, profirió un sonoro quejido, se abalanzó sobre su primogénito y lo persiguió por toda la vivienda hasta que lo echó a la calle mientras le golpeaba en la cabeza y los hombros.
A continuación, se dirigió a su pobre esposa y la obligó a salir de la habitación. El resto de los familiares le rogaron que se tranquilizase pero el anciano comenzó a golpearle también a ellos.
Y cuando ya hubo expulsado a todos los miembros de su familia tomó su vieja lanza de caza y comenzó a perseguir al filosofo.
El joven salió a toda prisa gritando a pleno pulmón:
-¡Asesino! ¡asesino!.
unos policías escucharon los gritos y acudieron en su ayuda.
los alguaciles lograron desarmar y arrestar a Hua Zi, que fué acusado de intento de asesinato.
Cuando le interrogaron sobre su conducta Hua Zi contestó:
-Cuando perdí la memoria era un hombre feliz, sin preocupaciones y me sentía tan infinito como el cielo. cuando me dormía no soñaba, al menos no recuerdo ningún sueño, y cada día me despertaba en un mundo nuevo. Tenía la mente vacía y me sentía un hombre libre. Ahora que he recuperado la memoria, todos mis viejos problemas y temores han regresado y no dejan de torturarme. Ahora recuerdo las alegrías y las penas, los triunfos y los problemas, la fortuna y el infortunio de mi larga vida. Cuando no sabía quien era me sentía feliz, seguro, sereno. Ahora que tengo memoria soy muy desgraciado. He despertado de mi sueño dichoso para descubrir que estoy en una pesadilla. ¿no volveré a vivir aquellos días felices en los que no tenía memoria?.
El libro de por sí es un regalo a la vista, con un hermoso paisaje de portada extraído del Museo Ashmolean (Universidad de Oxford) pintado a mano.
El interior del libro no se queda atrás, los cuentos taoístas mas esclarecedores se entremezclan con bellas ilustraciones y fotografías de una calidad innegable.
Las hojas son de papel fotografía, con lo que la calidad de imagen es perfecta.
Los cuentos son obra de distintos autores, como Lieh tse, lao tse o el propio Towler.
tras cada historia Towler nos regala un proverbio, que a su vez nos sirve de moraleja.
Hay varios cuentos, y cada uno nos da una lección valiosa, hoy os voy a dejar uno que me agrada especialmente, pero hay infinidad de ellos y todos tienen algo especial.
EL HOMBRE QUE QUERÍA OLVIDAR
Hace muchos años vivió Hua Zi, un hombre que había perdido la memoria. Si le decían algo por la mañana, aquella misma noche ya lo había olvidado. Si le daban un regalo, se olvidaba de llevárselo. Cuando iba por la calle se detenía de repente porque había olvidado hacia donde se dirigía; ni siquiera recordaba como se caminaba. Cuando por fin llegaba a casa, se quedaba de pie en medio del salón porque no recordaba donde sentarse. Cada día olvidaba lo ocurrido el día anterior.
Como es lógico, su familia estaba consternada. En cambio, hua Zi no parecía infeliz. Es mas,se le veía muy tranquilo con su enfermedad, pero su familia sufría, el negocio familiar se estaba resintiendo y el honor de la familia estaba en entredicho. y todo aquello era demasiado.
La familia se reunió y decidió llamar a varios curanderos, adivinadores, incluso hechiceros para intentar hallar una cura a la enfermedad de Hua Zi, pero todo fué en vano.
Llamaron a un doctor en artes medicas, quien después de tomar el pulso y observar la lengua del paciente negó con la cabeza y dijo que no podía hacer nada por el.
-Hay un viento en su Shen-les dijo-.Su espíritu está vagando lejos de aquí y no sé como hacer para que regrese. El hígado no está en armonía con el bazo y los pulmones y los riñones no se comunican. Les recomiendo que abandonen toda esperanza de curación.
El medico les cobró una pieza de oro por su revisión y abandonó la casa.
Un día la familia supo de la existencia de cierto filósofo, un hombre de gran erudición que tal vez podría ayudarlos.
La familia estaba tan desesperada por hallar cura para Hua Zi, que cuando el filósofo les pidió la mitad de su negocio como pago por sus servicios, todos aceptaron sin dudar.
El filosofo fue conducido hasta los aposentos del viejo Hua Zi, que se hallaba sentado en el borde de su cama con una sonrisa benévola, pero vacía. El filósofo se paseó delante del paciente durante unos minutos mientras se mesaba el bigote. Se inclinó ante Hua Zi y le examinó los oídos los ojos y la nariz. Satisfecho, se volvió hacia la familia.
-Esta enfermedad no se puede curar con los métodos habituales- sentenció con un arte de saber bien de que hablaba.
-Si,si- repuso uno de los miembros de la familia- eso nos han dicho.
-si- repitió el filósofo-, es un caso muy serio.No se puede curar con hierbas, ni con conjuros, adivinaciones ni cualquiera de los métodos usuales. Solo recuperando su mente.
La familia se mostró de acuerdo con aquel sabio y joven filósofo.
-Si- anunció el primogénito-, es evidente que el problema está en la mente. No nos extraña que todos los adivinos, curanderos y médicos que lo han visto no hayan sido capaces de curarlo con toda esa palabrería sobre el desequilibrio de su feng shui, la falta de sincronización de sus cinco transformaciones y
la existencia de un viento interno que azota sus órganos. Yo mismo habría dicho que el problema está en la mente.y a continuación, dedicó al resto de la familia la típica mirada de arrogante del primogénito.
Así, después de redactar el contrato para recibir la mitad de las numerosas propiedades de la familia, el joven filósofo empezó con la cura.
" "
La familia se marchó de la casa, no sin mostrar cierta contrariedad.
Al cabo de una semana, a su regreso, encontraron a Hua Zi completamente curado. Nadie sabe como aquel joven y sabio filósofo logró apaciguar la torturada mente de Hua Zi, pero lo cierto es que curó al enfermo.
Sin embargo, en cuanto Hua Zi vió entrar a su familia, profirió un sonoro quejido, se abalanzó sobre su primogénito y lo persiguió por toda la vivienda hasta que lo echó a la calle mientras le golpeaba en la cabeza y los hombros.
A continuación, se dirigió a su pobre esposa y la obligó a salir de la habitación. El resto de los familiares le rogaron que se tranquilizase pero el anciano comenzó a golpearle también a ellos.
Y cuando ya hubo expulsado a todos los miembros de su familia tomó su vieja lanza de caza y comenzó a perseguir al filosofo.
El joven salió a toda prisa gritando a pleno pulmón:
-¡Asesino! ¡asesino!.
unos policías escucharon los gritos y acudieron en su ayuda.
los alguaciles lograron desarmar y arrestar a Hua Zi, que fué acusado de intento de asesinato.
Cuando le interrogaron sobre su conducta Hua Zi contestó:
-Cuando perdí la memoria era un hombre feliz, sin preocupaciones y me sentía tan infinito como el cielo. cuando me dormía no soñaba, al menos no recuerdo ningún sueño, y cada día me despertaba en un mundo nuevo. Tenía la mente vacía y me sentía un hombre libre. Ahora que he recuperado la memoria, todos mis viejos problemas y temores han regresado y no dejan de torturarme. Ahora recuerdo las alegrías y las penas, los triunfos y los problemas, la fortuna y el infortunio de mi larga vida. Cuando no sabía quien era me sentía feliz, seguro, sereno. Ahora que tengo memoria soy muy desgraciado. He despertado de mi sueño dichoso para descubrir que estoy en una pesadilla. ¿no volveré a vivir aquellos días felices en los que no tenía memoria?.
Lieh tse
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